No crítica

por Paola Galicia 

Texto inspirado por 

DEL VERBO AMAR 

MARY JIMÉNEZ 

Bélgica - Perú , 1985 

Largas horas he invertido en entenderme, en entenderme a través de entenderte.    Me cuestiono, me respondo. 

Me justifico, te culpo. 

Te justifico, la comprendo. 

Ella es nuestra raíz. 

Ella, mi abuela, tu madre. Vivió tan enojada con su madre. 

Tú viviste, vives tan enojada con Ella. 

Yo, vivo tratando de perdonarte. 

Yo, vivo enojada conmigo por no perdonarte. 

Pero ¿Perdonarte? a veces no lo entiendo. 

Si solo eres sobreviviente a las circunstancias que atravesaron tu historia. Lo puedo racionalizar. 

Pero las cicatrices, las fracturas, las grietas, el desgarro que tengo.

Te lo adjudico.

Porque yo no fui tus expectativas y tú no fuiste las expectativas de tu madre, y ella no fue lo que necesitabas y tú no fuiste lo que necesitaba. 

Lo que yo necesitaba. 

Solo eres lo que tenías que ser para mí. 

Mi madre. 

Mi madre a través de la historia con su madre.

Parece muy personal, es muy personal. 


Mary Jimenez en Del Verbo amar (1985) se desnuda, nos muestra su más profundo dolor: la relación con su madre. Esa madre fracturada que trata de arreglarse a través de su hija. 


A lo largo de una serie de imágenes y un texto narrado por medio de la voz en off, observamos, desde la ventana de un automóvil, una secuencia de imágenes donde el paisaje pasa de luz y claridad a la oscuridad de un puente y finaliza con una sobreexposición que invade toda la ventana. Vemos en momentos algunas formas del camino, igual que la luz y la oscuridad atraviesan el recuerdo de una conversación que tuvo Mary Jiménez con su madre una tarde, que pasó de lo cotidiano a revelar las expectativas maternas impuestas hacia la directora. 

Mary deja de estar, de disfrutar y de sorprenderse al descubrir que incluso el amor de su madre está condicionado por lo que ella “debería de ser”. 

Mary se mira  y trata  de entender lo que no sabía que estaba mal en ella. 

Solo piensa  en cómo cambiar para ser amada por su madre otra vez.

A Mary le duele lo que escucha y no sabe por qué. 

Y me desarma. 

Y he tratado de tomar distancia. 

De verla como una película. 

Pero me toca. 

De todas las formas en que me puede tocar una película. 

Es personal, lo siento tan personal que mi nombre y mi año de nacimiento casualmente aparecen en escena. Y lo menciono como un pretexto para justificar estas líneas tan personales.


Sigo los pasos de Mary Jimenez cuando la escucho decir: 

“Esta película no es un reportaje, no es tampoco un documental. Son imágenes y sonidos como pretexto, pretexto del que me he servido para tomar un camino de regreso”.

Este es mi pretexto. 

¿Para qué? 

Aún no lo sé. 

Y esto ya no es un intento de crítica cinematográfica y mucho menos una crítica objetiva, si es que eso existe. 

Este es mi pretexto. 

El cine para mí es
cuando me cuestiona
me enfurece
me desnuda
me obliga a sentir. 


La cineasta Mary Jimenez crea una obra tan personal que, creo, se vuelve universal. 


Nuestras madres. 

Nuestras madres a través de sus madres.

Nosotras a través de nuestras madres. 

  Nuestras madres a través de nosotras. 

Materializándonos y repitiéndonos en un eterno espiral de locura, de dolor  pero sobre todo de Amor.


Publicado 01/08/2023