Carta que nace de ver "Disfonías"

Lima, mayo del 2025 

Querida Manuela,  

Cuando tomé la decisión de ver tu documental lo hice porque sabía  que algo de mí encontraría en él: la relación con mi padre o el  mismo hecho de hablar del lenguaje y del sonido. Pensé en mi papá, en cómo la vida nos atraviesa sin preguntar, en cómo las  similitudes pueden distanciar (contrario a lo que dices tú). Sentí  miedo. Realmente no sé si tenga mucho que decir de todo lo que  vi, pero sí de todo lo que con eso llegó. Me hizo pensar mucho en  la relación con mi padre, en esos paseos donde los dos nos  balanceábamos en una sola llanta que reemplazaba a un asiento de  columpio en el zoológico, a esos viajes y caminatas por el campo,  que estaban a 2 horas de donde vivíamos. La inmensidad de la  naturaleza a nuestros pies y frente a nuestros ojos,  sobrepasándolos. Su estar activo y aventurero. No sé si tenga  mucho que ver, porque ya ves tú que a veces uno no es muy  consciente de las relaciones que establece o el por qué una cosa  te lleva a la otra (a buscar en nuestros archivos mentales), pero  verlo me hizo pensar en que en verdad amo mucho a mi padre y  quisiera que nuestra relación mejorara. A veces lo olvido, a veces  olvido que en el pasado está la respuesta de muchas de mis interrogantes o enredos. Papá es para mí naturaleza, elevar la  voz, hacerse escuchar, adrenalina, aventura, alegría, baile,  cambios, amor. Pero lo es también miedo, mucho miedo. 

Y veo como de a pocos todo se desvanece y solo le queda el miedo.  Quiero que todo mejore, quiero decirle que recuerdo que existió  amistad entre los dos... que hace tiempo quedó atrás. Que  agradezco que riéramos tantas veces juntos. Quiero que sepa que  lo veo con jeans y su cantimplora, y que en mi cabeza él tiene  botas y menos miedo de enfrentar la vida.  

Sé que esa niña está muy agradecida de que él sea su padre, pero  la que está aprendiendo a ser adulta solo quiere llorar y que  abrazarlo no sea difícil. Quiero que sepa que le agradezco, que  ha sido el mejor papá, no el perfecto, pero sí el mejor. Creo que  en realidad solo quiero que sea feliz, consciente y más libre.  Quiero que se vea y se perdone. Tengo tanto que agradecerle, pero  en este mi estar actual de la vida, muchas veces no lo quiero o  no lo puedo ver. A veces él lo hace difícil.

Que importante llorar, saber que puedes hacerlo, que habrá  alguien viendo tu fortaleza más allá de las lágrimas o el  pesar que te traiga la vida. Pensar el llorar, en ese sonido  como la primera manifestación de la vida, que te recuerda  que sigues vivo, que sientes y que puedes permitirte hacerlo. 

Quisiera sentir que tengo cosas que aprender de mi padre y  que él sienta lo mismo conmigo.  

Tu documental fue válvula de escape, llave de fuga. Pensé en  que papá es de esas personas a la que no podría imaginar sin 

una voz, sin algo que decir. Pero que aun así muchas veces  escoge no decir, elige esquivar. 


¿Qué piensa realmente papá de mí? ¿Hay algo que admira de  mí? ¿Cómo hablaría de mí, de mi yo en la infancia, de mí  ahora? ¿Qué piensa papá de la vida? ¿Tendrá o habrá tenido un diario? ¿Qué es para él ser papá? ¿Cuál es, fue o sigue  siendo su meta más grande en esta vida?  

Quiero que él hable de mí como un ser humano completo con su personalidad y sonidos propios. 

Quiero conocer a papá, pero conocerlo realmente.

Tal vez podría empezar diciéndole… 

... 

Te quiero mucho pa, siempre me ha gustado cómo me miras,  ayer más que hoy. Creo que ahora veo con más claridad que  hay entre nosotros algo más grande que los problemas y los  desacuerdos, y las dinámicas que ya no funcionan porque ya  no se sostienen. Ahora soy diferente, espero que tú también  seas consciente de que lo soy y de que lo eres. Que podamos  construir desde ahí. 

Nunca dejé de quererte, nunca dejé ni dejaré de verte con  música, risas, con ese optimismo por la vida y la pasión  por las cosas que amas. Pero creo que también debo empezar  a ver a quien ahora tengo al frente.  

Gracias, porque pienso que papá no es el que tiene hijos  sino el que aprende a serlo, el que se encamina a hacerlo y 

se aventura a lo que venga, se sumerge en la experiencia y  acompaña. Y creo que es justo lo que has hecho tú.  

Tengo mucho miedo de que me veas llorar, de llorar juntos,  de verte llorar. Tengo miedo y vergüenza. 

Siempre he visto tu arte, pero nunca me he preguntado qué  dice eso de ti. Quisiera que hagamos un proyecto juntos,  los dos...Ahora quiero ser yo la que te invite y te  proponga hacer cosas juntos.  

Quiero un acercamiento más horizontal, donde ambos podamos  ser compañeros. Eso ha de ser bonito y no quiero que esta  vida termine para ambos sin antes experimentarlo contigo.  

...

Al final estoy aquí, supongo que hay cosas que también están  hechas para despertar algo en nosotros y permitirnos  reconectar aun partiendo de historias y sentires que parecen  o aparentan ser diferentes. 

Como dices tú, Manuela,  

“buscando una nueva voz, es entonces que sé que no todo  está perdido”. 

Tal vez algún día tome el valor y no seas la única  remitente de estas palabras. 

Espero que esta carta te encuentre bien. Gracias por leer.

Abrazos, 

Lorena Gálvez


Publicado 08/08/2025